Tengo que empezar por decir que odio la palabra decoración, y todos sus derivados y que para mi, como para muchos otros creyentes en el arte fetiche, la utilización de alguno de ellos al lado de alguna palabra amada, como pintura, dibujo o iluminación, la envilece y rebaja al fango de la vulgaridad. Preferiría utilizar algun circunloquio como intervención artística en un espacio, pero claro, aún más odioso que la vulgaridad me parece la pedantería de los que ocultan la sencillez de lo que hacen detras de palbras grandilocuentes. Por si fuera poco, si al hablar en vez de "decoré" tengo que decir "intervine artísticamente en tal espacio" no íbamos a acabar nunca, por tanto y, aunque solo sea por economía del lenguaje, utilizaré la palabra maldita.
He decorado (si, decorado, eso es lo que he hecho) muchos locales. Los dos que os enseño en estas fotos son sin embargo los dos de los que estoy más orgulloso. Puedo decir que en ellos cada uno de sus elementos es cosa mía, y no solo su diseño, sino incluso su manufactura, no hay por ejemplo, ni una lámpara de estos dos locales que no haya hecho de forma exclusiva para ellos.
Velouria es un pub (adoro esta palabra tan de los ochenta) en el que intenté exaltar la nocturnidad romántica a lo
Becquer, de luna llena que ilumina poderosa las ruinas de un monasterio sepultado entre la maleza. Sus luces y sus colores buscaban atrapar el sentido mágico de la noche.
FreakTown nació del concepto de nave espacial abandonada. Los elementos metálicos de la barra o las tuberías de nave espacial de cómic que recorren su techo no quitan ni un punto de calidez al fuego que está haciendo estragos en la nave tras el ataque de un dragón alienígena que entra y forma el techo de la barra. Su filosofía estética es un homenaje a los comics de ciencia ficción de los setenta.